Es difícil que siempre nos guste nuestra ropa y nos la pongamos durante mucho tiempo porque estamos ante un constante cambio en las colecciones y en las tendencias. Nos llama la novedad, nos hemos vuelto adictos al olor a nuevo y todo nos parece bonito. Y más en rebajas, cuando los precios se reducen considerablemente y es prácticamente imposible ir a una tienda y no pillar una ganga. Pero, ¿cuál es el precio que paga el medio ambiente?
Cada mes de enero, los compradores se van contentos de las tiendas con sus chollazos y las empresas consiguen increíbles ganancias. En las rebajas de este año, cada español gastará 200€ de media, según los datos del informe “Rebajas 2020” que ha elaborado Bnext.
Cada año el gasto por comprador no para de aumentar. Esto no quiere decir que necesitamos más cosas, no. Si no que las compras compulsivas están disparándose. Sin darnos cuenta (o sin querer darnos cuenta), la temporada Black Friday-Navidad-Rebajas está haciendo muchísimo daño al planeta. Tres meses negros para nuestro mundo.
La industria de la moda en los procesos de producción y distribución produce más emisiones de carbono que todos los vuelos internacionales juntos. Esto, como es lógico, tiene unas consecuencias terribles para el cambio climático. ¿Sabías que una prenda puede dar la vuelta al mundo hasta dos veces antes de que llegue a ti? Además, durante el periodo de rebajas, se multiplican los viajes de los camiones y furgonetas de reparto. Y claro, si hacemos compras compulsivas online y algo no nos queda bien, la devolución de los productos provoca que el proceso se repita una y otra vez.
Adquirimos prendas estampadas, con colores vivos y diseños súper originales. Pero, ¿te has parado a pensar en que estos colores se consiguen utilizando químicos? Exacto. El teñido de prendas es lo que más contamina las aguas de nuestro planeta, después de la agricultura. No somos conscientes, pero nuestras prendas están plagadas de químicos.
El poliéster es la fibra más popular usada en la fabricación de nuestra ropa. Pero no tan famosos son los microplásticos, ¿verdad? Una prenda de poliéster puede liberar hasta un millón de fibras microplásticos en la lavadora de tu casa. Y de la lavadora, estas fibras llegan a los ríos y mares, contaminándolos. El poliéster es la fibra más famosa y popular porque es muy barata de producir y tratar. Y nuestra ropa barata, una vez más, la paga el planeta.
Por otro lado, el cultivo de algodón convencional requiere altos niveles de agua y pesticidas para evitar que la cosecha no se eche a perder. Este gasto desmesurado de agua se convierte en un problema cuando el cultivo se encuentra en los países en desarrollo que están en riesgo de sequía.
Y en estos países en desarrollo, las condiciones de trabajo en las fábricas textiles son indignas. La explotación laboral protagoniza la producción de nuestras prendas. ¿Cómo sino iba a poder costar una camiseta cinco euros? ¡Es una locura! ¿En qué condiciones está trabajando la persona que la ha confeccionado?
La próxima vez que pienses que no tienes suficiente ropa o que en las rebajas vas a encontrar gangas maravillosas, piensa en todo esto. No te pedimos que dejes de comprar y vayas en contra del sistema. Pero queremos que reflexiones, compres con cabeza y seas partidario del cambio que necesita el planeta.
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