La vida en general es dura, si, pero la vida que nos hemos empeñado en llevar muchas mujeres es una locura. No es que vayamos de superwoman, no, pero muchas mujeres nos hemos (y nos han) echado un peso a la espalda que a veces nos puede y nos echa la cara al suelo. A muchas nos gustaría tener un superpoder 🦸 y seguramente para la gran mayoría, ese superpoder sea el tiempo, la invisibilidad o la fuerza (o porqué no, todos a la vez).
Es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer,♀️ (yuju). Perdonadme que os diga pero, TODOS los días es el día de la mujer amiguis. Todos los días, las mujeres de este bendito planeta nos levantamos pensando en la lucha por la igualdad porque lo consideramos esencial para que las relaciones interpersonales sean sanas (y por nuestra salud mental qué hostias😷).
El día de una mujer no es un día cualquiera
Grosso modo, el día de una mujer es algo así: levantarse y prepararse para romper con las normas del heteropatriarcado. Y si hay críos en casa, apaga y vámonos. Irse al trabajo (una vez dejado a los críos en el cole y haberte comido una cola de coches del copón) y seguir luchando por cumplir tus sueños. Pensar que el techo de cristal no puede contigo y sonreír como buenamente puedas. Salir del curro, recoger a los niños y rezar porque el plan que maquinaste el día anterior suceda tal como en tu mente estaba construido. Darles de comer sobre las dos y media, ponerlos a hacer las tareas y hacer de profe de matemáticas, historia contemporánea (llena de protagonistas masculinos) y un poquito de geografía sobre las cuatro de la tarde👩🏫.
A eso de las seis, llega el padrazo (porque eso de la conciliación ya para otro día) y te pregunta qué tal el día y tú solo quieres abrir una botella de vino y bebértela como si fuera una poción mágica que impida que te vuelvas loca. Pero no, te vas a pilates, al TRX o a correr por la calle para que no te explote la cabeza🤯.
Y algunxs pensarán, ¡qué exagerada! pero es que por el camino querides, se sufren muchos reveses. Esquivas comentarios prefabricados patriarcales, ninguneos estereotipados, lees prensa casposa que hace que se te vuelvan los ojos en blanco en cada párrafo, escuchas por la calle ofensas a todo aquel que es “diferente” y opiniones machirulas que hacen que tus trompas de falopio se retuerzan.
Cuando llega la hora de irse a la cama, quieres evitar ciertas conclusiones que tus convicciones feministas te empujan a echarlas fuera de tu cabeza. Pero con todo este circo que hay montado y que a nosotras nos trata cual animalillo de exposición, vemos menos probable que nos consideren personas, que se eliminen las clases y las razas y que se cure esa ceguera ante los colores del arcoíris que ampara todas las sexualidades o asexualidades del mundo mundial.
Hagas lo que hagas todo está mal
Que no podemos contentar a todo el mundo es la verdad más verdadera de cualquier tiempo y lugar. Que no todo el mundo estará de acuerdo con lo que digas o lo que hagas, pues también. Pero tener que oír críticas constantes solo por el hecho de ser mujer y no hombre pues qué queréis que os diga, cansa. Por ejemplo, cuando una mujer sube una foto a sus redes sociales (en la postura que le de la real gana) en ropa interior. Mientras la observas, probablemente tu Pepito Grillo feminista te haga cuestionar si exhibir así el cuerpo no va en contra de los ideales emancipadores de la mujer. O lo que viene siendo, dejar de considerar a la mujer objeto de decoración o de placer.
Una parte de tu persona te dirá que es una soberana tontería, que es una muestra más de la misoginia subyacente que nos oprime porque las mujeres deberían poder hacer lo que quieran con su cuerpo. Y es que es difícil distinguir entre empoderamiento sexual y objetificación sexual cuando la única diferencia es que lo primero es bueno y lo segundo malo. ¿La diferencia? El poder, chiquis. Es decir, ¿Quién controla la presencia de la persona en la situación sexual? Si a quien “miran” o sexualizan tiene el poder de la situación, entonces esa persona está sexualmente empoderada. Sin embargo, si esa misma persona no tiene el poder, está siendo sexualmente objetificada (es decir, es más un jarrón que una persona).
El poder proviene del consentimiento, es decir, que una persona entra en la situación sexual cuando quiere, por voluntad propia, y si ya no quiere estar ahí, pues se va, sin más. Por ello, si alguien se pone ropa interior y sale en público por ejemplo a través de una foto en las redes sociales, tiene el poder porque lo ha elegido ella misma. En conclusión, es empoderador. ¿Miley Cyrus completamente desnuda encima de una bola y rompiendo paredes con ella está vendiéndose a sí misma al heteropatriarcado o está abrazando su cuerpo y su sexualidad sin tabúes? Pues lo segundo.
Desde Dabooty, nos hemos propuesto empoderar a todas y cada una de las personas de este precioso planeta. Los cuerpos son templos y cada unx hace lo que quiere con el suyo. Por ello, en el Día Internacional de la Mujer, queremos que os queráis y que no dejéis que nadie atente contra vuestro booty, porque es vuestro y lo perreáis como queráis. Que nadie os quite el poder de ser libres chiquis, que la vida es demasiado corta como estar perdiendo el tiempo consintiendo al heteropatriarcado.
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